jueves, 16 de noviembre de 2023

16. “POR LAS DIFICULTADES DAVID APRENDE A GOBERNAR CON JUSTICIA” XI. REFLEJEMOS A JESÚS CON SU LUZ) EGW.

 

Y reinó David sobre todo Israel; y David administraba justicia y equidad a todo su pueblo. (2 Samuel 8:15).

A pocos kilómetros al sur de Jerusalén, "la ciudad del gran Rey" (Salmo 48:2), está Belén donde nació David, el hijo de Isaí, más de mil años antes que el Niño Jesús hallara su cuna en el establo, y fuera adorado por los magos del oriente. Siglos antes del advenimiento del Salvador, David, en el vigor de la adolescencia, cuidó sus rebaños mientras pacían en las colinas que rodean a Belén.

 El sencillo pastor entonaba los himnos que él mismo componía y con la música de su arpa acompañaba dulcemente la melodía de su voz fresca y juvenil. El Señor había escogido a David, y lo estaba preparando, en su vida solitaria con sus rebaños, para la obra que se proponía confiarle en los años venideros. Patriarcas y profetas, pág. 691.

David estuvo en su juventud íntimamente relacionado con Saúl, y su permanencia en la corte y su contacto con los miembros de la casa del rey le permitieron descubrir la naturaleza de los cuidados, las penas y las perplejidades ocultas bajo el brillo y la pompa de la realeza.

Vio de cuán poco valor es la gloria humana para dar paz al alma, y sintió alivio y alegría al regresar de la corte del rey para cuidar los rebaños. Cuando, a causa de los celos de Saúl, tuvo que huir al desierto, David, aislado de todo sostén humano, se apoyó más fuertemente en Dios. 

La incertidumbre y la inquietud de la vida del desierto, su incesante peligro, la necesidad de huir con frecuencia, el carácter de los hombres que se le unieron allí, "todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu" (1 Samuel 22:2), hacían más necesaria aún la severa disciplina propia. Estas vicisitudes despertaron y desarrollaron en él la facultad de tratar con los hombres, la simpatía por los oprimidos y el odio a la injusticia.

En los años de espera y peligro, David aprendió a buscar en Dios su consuelo, su sostén, su vida. Aprendió que solamente por medio del poder de Dios podría llegar al trono; solamente por medio de la sabiduría divina podría gobernar sabiamente.

Mediante la instrucción recibida en la escuela de las dificultades y el dolor, David pudo merecer este juicio, aunque más tarde lo manchara su gran pecado: 'Administraba justicia y equidad a todo su pueblo". La educación, pág. 152.

El amor que le inspiraba, los dolores que le oprimían, los triunfos que le acompañaban, eran temas para su pensamiento activo; y cuando contemplaba el amor de Dios en todas sus providencias de su vida, el corazón le latía con adoración y gratitud más fervientes, su voz resonaba en una melodía más rica y más dulce; su arpa era arrebatada con un gozo más exaltado; y el pastorcillo procedía de fuerza en fuerza, de sabiduría en sabiduría; pues el Espíritu del Señor lo acompañaba. Patriarcas y profetas, pág. 695. RJ326/EGW/MHP 327

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=s1nd54-kt4Q&list=PLtrFh-HO7ogBj4nqf1_gfHDnO7JHVPTor&index=16&pp=gAQBiAQBsAQB


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