Más a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! (Mateo 14:25-27).
Tenemos Que
Velar. Cristo dijo: "Velad y orad". Él no nos engaña. Nos lleva hasta un sitio elevado, nos muestra la confederación del mal y la fuerza
de los poderes de las tinieblas que están
preparadas para luchar contra todos los que tienen fe en Jesucristo, y nos pide que calculemos el costo.
Pero Hace Algo
Más Por Nosotros: Él No Nos
Deja Allí, Sin Darnos Más
Aliento. No nos muestra las pruebas
y los conflictos y nos deja sin ayuda para pelear la batalla.
Nos
dice que Dios tiene ángeles que ministran a quienes serán los
herederos de la salvación. Alrededor de su trono se cuentan millares
de millares y millones de millones de ángeles.
¿Cuál es la
labor de ellos? Su función es cumplir las órdenes de
Jesucristo su Señor. ¿Qué
es lo que hacen? Les comunican a ustedes que Jesucristo los ha elegido. Que los ángeles celestiales están con ustedes y permanecen junto a ustedes.
Aunque tengan pocas fuerzas para
luchar contra los principados, las potestades y las huestes de maldad en las regiones celestes, hay Uno que les
señala la ayuda que el cielo envió, para que todo ser, no importa cuán
débil o fuerte fuere, la reciba. Aquí está la ayuda que todo ser recibe del cielo para
alcanzar la victoria en el conflicto...
Decimos que
creemos que Jesucristo murió, pero es Él ¿El Salvador personal de ustedes? Esta es la parte de fe... ¿Se aferran a Él por
medio de la viva mano de la fe? ¿Extienden sus
manos hacia El diciendo,
como Pedro: "¡Señor, sálvame!" (Mateo 14:30)?
El
los salvará. Recuerden que los discípulos estaban luchando con el barco y
ya habían abandonado toda esperanza de alcanzar tierra firme.
En medio del
tremendo peligro vislumbraron a
Uno que venía hacia ellos, caminando sobre las
espumosas crestas de las olas, como si lo
hiciera en tierra firme, y los discípulos
atemorizados dijeron: "¡Un
fantasma!" Pero
Cristo les dijo: "¡Tened ánimo, yo soy, no temáis!" (Mateo 14:26,27).
¡Oh, Cuánto
Significa Ese 'Yo Soy'! Significa
todo para nosotros cuando
estamos en problemas o en incertidumbre. ¿No pueden escuchar su voz? ¿No le escuchan decir: "Yo
soy, no temáis"?... Jesús nos habla.
No importa nuestra debilidad o prueba, Cristo está cerca de ustedes. Él les dice: "Yo soy, no temáis"...
¿Alguna vez alguien levantó sus manos hacia Jesús diciéndole: "Sálvame, Señor, que perezco", y El fue indiferente? ¡Nunca, nunca! Jesús oye hasta el más débil llanto. No necesitamos desmayar ni llorar ni desanimarnos.
No necesitamos desmayar
porque, como Pedro, podemos ver
las sombras y las pruebas que nos rodean... El Señor tomó la mano de Pedro y lo salvó.
Tenemos un Salvador,
y en toda prueba debemos confiar en el Señor, Dios de Israel, y El será nuestro Ayudador. Manuscrito
10, de 1891. RJ348/EGW/MHP 349
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