Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. (Isaías 43:2).
Los
Tres Hebreos Declararon a toda la nación de Babilonia su
fe en
Aquel a quien adoraban. Confiaron en Dios.
En la hora de su prueba recordaron la promesa: "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo... Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti". Y de una manera maravillosa su fe en la Palabra viviente fue honrada a la vista de todos.
Las nuevas de su
liberación admirable fueron transmitidas a muchos países por los
representantes de las diferentes naciones que
Nabucodonosor había invitado a la dedicación. Mediante la fidelidad de sus hijos, Dios fue glorificado en toda la tierra.
Importantes
son las lecciones que debemos aprender de lo experimentado por los jóvenes hebreos en la llanura de Dura.
En esta época nuestra, muchos de
los siervos de Dios, aunque inocentes de
todo mal proceder, serán entregados
para sufrir humillación y ultrajes a manos de aquellos que, inspirados por Satanás, están
llenos de
envidia y fanatismo religioso.
La
ira del hombre
se despertará en forma especial contra aquellos que santifican el sábado
del cuarto mandamiento; y al fin un decreto universal
los denunciará como
merecedores de muerte.
El tiempo de
angustia que espera al pueblo de Dios requerirá una fe inquebrantable. Sus hijos deberán dejar
manifiesto que Él, es el único objeto de su adoración, y que por ninguna consideración, ni siquiera de la vida misma, pueden
ser inducidos a hacer la menor concesión a un culto falso.
Para el corazón
leal, los mandamientos de hombres pecaminosos y finitos son insignificantes frente a la Palabra
del Dios eterno. Obedecerán a la
verdad aunque el resultado haya de ser encarcelamiento, destierro o muerte.
Como en los días
de Sadrac, Mesac y Abed-nego, en el período final de la historia de esta
tierra el Señor obrará
poderosamente en favor de aquellos que se mantengan firmemente por lo recto.
El que anduvo con los
notables hebreos en el horno de fuego acompañará a sus seguidores dondequiera que estén. Su presencia constante los
consolará y sostendrá.
En medio del
tiempo de angustia cual nunca hubo desde que
fue nación, sus escogidos
permanecerán inconmovibles.
Satanás, con toda la
hueste del mal, no puede destruir al
más débil de los santos de Dios. Los protegerán ángeles
excelsos en fortaleza, y Jehová se
revelará en su favor como "Dios de dioses", que puede salvar hasta lo sumo a los que ponen su confianza en El. -Profetas y reyes, págs. 375, 376. RJ362/EGW/MHP
363
No hay comentarios.:
Publicar un comentario