¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido. (Isaías 8:20).
Al Pueblo De Dios Se Le
Indica que busque en las Sagradas Escrituras su
salvaguardia contra las
influencias de los falsos maestros y el poder
seductor de los espíritus
tenebrosos.
Satanás emplea
cuantos medios puede para
impedir que los hombres conozcan la
Biblia, cuyo claro
lenguaje revela sus engaños... La falsificación se
asemejará tanto a la realidad, que será imposible distinguirla sin el
auxilio de las Santas Escrituras.
Ellas son las
que deben atestiguar en favor o
en contra de toda declaración, de todo
milagro.
Se
hará oposición y se ridiculizará a los que traten de obedecer
todos los mandamientos de Dios. Ellos no podrán subsistir sino en Dios.
Para
poder soportar la prueba que
les espera
deben comprender la voluntad de Dios tal cual está revelada en su Palabra, pues
no pueden honrarlo sino
en la medida del conocimiento que tengan de
su carácter,
gobierno y propósitos divinos y en la medida en que obren conforme a
las luces
que les hayan sido concedidas.
Sólo
los que hayan fortalecido su espíritu con las verdades de la Biblia podrán resistir en el último gran conflicto.
El
apóstol Pablo, refiriéndose a los últimos días, dijo: "Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina"
(2 Timoteo 4:3). Ya
hemos entrado de lleno en ese tiempo.
Las
multitudes se niegan a recibir las verdades
bíblicas porque
éstas contrarían los deseos de los corazones pecaminosos y
mundanos; y
Satanás les proporciona los engaños en que se complacen
Pero
Dios tendrá en la tierra un pueblo que sostendrá la Biblia y la Biblia sola como piedra de toque de todas las doctrinas y
base de todas las reformas.
Ni las opiniones de los sabios, ni las
deducciones de la ciencia, ni los credos o
decisiones de concilios, tan numerosos y
discordantes como lo son las iglesias que representan, ni la voz de las mayorías, nada de
esto, ni en conjunto ni en parte, debe ser
considerado como evidencia en favor o en contra de cualquier punto de fe religiosa.
Antes
de aceptar cualquier doctrina o precepto debemos cerciorarnos de si los autoriza un categórico "así
dice Jehová".
Satanás trata
continuamente de atraer la
atención hacia los hombres en lugar de atraerla
hacia Dios.
Hace que el
pueblo considere como sus guías a los obispos,
pastores y profesores de teología, en vez de
estudiar las Escrituras para saber por sí mismo cuáles son sus deberes.
Dirigiendo luego la
inteligencia de esos mismos guías, puede entonces también encaminar las multitudes a su voluntad.
Cuando Cristo vino a predicar palabras de vida, el vulgo lo oía con gozo y muchos, hasta de entre los sacerdotes y gobernantes, creyeron en El.
El conflicto de los siglos, págs. 651-653. RJ361/EGW/MHP 362
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