Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre. (Lucas 21:36).
Luchando por mantener: “Entre el amor al mundo o el amor a
Jesús”
En El Solemne Lenguaje De
Este Pasaje, se señala un deber que está en el sendero diario de cada
uno, sea joven o anciano: el deber de velar; y de nuestra fidelidad aquí depende nuestro destino
eterno...
Cuántos
hay cuyos corazones sufren bajo el peso de los cuidados mundanales y
que piensan: "¡Oh, si encontrara a
alguien que me ayudara a llevar mis cargas!"
Pues bien, hay Alguien
dispuesto a ayudarle a llevar sus cargas, hay descanso para usted que está
agobiado. Jesús, el gran
Ayudador, lo invita: "Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28).
Esta
es la promesa del Maestro; pero es condicional. "Llevad mi yugo sobre vosotros -dice-, y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas" (vers. 29).
"Porque
mi yugo es pesado". ¿Es eso lo que dice? No. "Mi yugo es fácil, ligera mi carga" (vers. 30).
La
carga tan pesada que usted lleva, y que le ocasiona cansancio y perplejidad, es su propia carga.
Usted anhela satisfacer las normas del
mundo; y en sus fervientes esfuerzos de gratificar los deseos y ambiciones
mundanales, lastima su propia conciencia y atrae
sobre sí la carga
adicional del remordimiento.
Cuando no
quiera ser diferente del mundo sino que desea mezclarse con él para que no se note diferencia ninguna entre
usted y el mundo, entonces podrá
saber que está embriagado con los
afanes de esta vida.
¡Hay
tantos intereses egoístas, tantas cuerdas que nos atan al mundo! Pero debemos seguir cortando estos lazos y mantenernos en
condiciones de esperar a nuestro Señor.
El mundo se ha interpuesto
entre nosotros y Dios. Pero , ¿qué derecho tenemos de
permitir que nuestros corazones estén
sobrecargados con los afanes de esta vida?
¿Qué derecho
tenemos a descuidar, a causa de nuestra
devoción al mundo, los asuntos de la
iglesia y los intereses de nuestro
prójimo?
¿Por Qué debemos
crear cargas y cuidados que Cristo no ha puesto
sobre nosotros?... "Velad, pues, en
todo tiempo orando".
Hay una gran necesidad de vigilancia, no sólo por nuestro bien, sino por nuestra influencia sobre otros. Nuestra influencia tiene un vasto alcance...
Debiéramos hablar y andar de modo que el Espíritu de Dios este en nuestros corazones, y su bendición en nuestros hogares.
Signs of the times, 7
de enero de 1886. RJ359/EGW/MHP 360
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