sábado, 16 de diciembre de 2023

16. “CRISTO NOS ELEVA MEDIANTE EL DOLOR A UN REINO DE PAZ” (XII. REFLEJEMOS A JESÚS EN LAS PRUEBAS) EGW

He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso. Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; El hiere, y sus manos curan. En seis tribulaciones te librará, Y en la séptima no te tocará el mal. (Job 5:17-19).

Cuando nos llega la tribulación, ¡cuántos somos los que pensamos como Jacob! Imaginamos que es la mano de un enemigo y luchamos a ciegas en la oscuridad, hasta que se nos agota la fuerza, y no logramos consuelo ni rescate.

El toque divino al rayar el día fue lo que reveló a Jacob con quién estaba luchando: el Ángel del pacto. Lloroso e impotente, se refugió en el seno del Amor infinito para recibir la bendición que su alma anhelaba.

Nosotros también necesitamos aprender que las pruebas implican beneficios y que no debemos menospreciar el castigo del Señor ni desmayar cuando Él Nos Reprende...

Dios no desea que quedemos abrumados de tristeza, con el corazón angustiado y quebrantado. Quiere que alcemos los ojos y veamos su rostro amante. 

El bendito Salvador está cerca de muchos cuyos ojos están tan llenos de lágrimas que no pueden percibirlo. Anhela estrechar nuestra mano; desea que lo miremos con fe sencilla y que le permitamos que nos guíe.

Su corazón conoce nuestras pesadumbres, aflicciones y pruebas. Nos ha amado con un amor sempiterno y nos ha rodeado de misericordia.

Podemos apoyar el corazón en Él y meditar a todas horas en su bondad. Él elevará el alma más allá de la tristeza y perplejidad cotidianas, hasta un reino de paz. Piensen en esto, hijos de las penas y del sufrimiento, y regocíjense en la esperanza. "Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe" (1Juan 5:4).

Bienaventurados también los que con Jesús lloran llenos de compasión por las tristezas del mundo y se afligen por los pecados que se cometen en él y, al llorar, no piensan en sí mismos. Jesús fue Varón de dolores, y su corazón sufrió una angustia indecible.

 Su espíritu fue desgarrado y abrumado por las transgresiones de los hombres. Trabajó con celo consumidor para aliviar las necesidades y los pesares de la humanidad, y se le agobió el corazón al ver que las multitudes se negaban a venir a Él para obtener la vida.

Todos los que siguen a Cristo participarán en esta experiencia. Mientras compartan su amor, tendrán parte en su doloroso trabajo para salvar a los perdidos. Comparten los sufrimientos de Cristo, y compartirán también la gloria que será revelada.

Estuvieron unidos con El en su obra, apuraron con Él, la copa del dolor, y participan también de su regocijo... El Señor tiene gracia especial para los que lloran, y hay en ella poder para enternecer los corazones y ganar a las almas. 

El discurso maestro de Jesucristo, págs. 15-17. RJ356/EGW/MHP 357

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=NEARmmIDQ_Y&list=PLtrFh-HO7ogBkhtBo09vsLB5g_V_yuOGg&index=16&pp=gAQBiAQBsAQB


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