martes, 5 de diciembre de 2023

05. “MEDIANTE LAS DIFICULTADES DIOS PRUEBA NUESTRA LEALTAD” (XII. REFLEJEMOS A JESÚS EN LAS PRUEBAS) EGW

Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese. (Éxodo 17:1).

Por mandato de Dios los hijos de Israel fueron conducidos a Refidim, un lugar carente de agua. El Señor, oculto en la columna de humo, los conducía y por su expreso mandato acamparon en ese lugar. Dios sabía que en Refidim faltaba el agua, pero Él los condujo allá para probar la fe de ellos; Pero ¡Cuán Pobre fue su demostración de ser un pueblo En Quien el Señor pudiera confiar!

Vez tras vez Dios se manifestó a ellos. Él había matado a los primogénitos en Egipto para liberarlos, y los había sacado de la cautividad con brazo poderoso; los había alimentado con comida de ángeles, y había hecho un pacto con ellos, de conducirlos a la tierra prometida.

Pero ahora, cuando las dificultades asomaban delante de ellos, se rebelaron, desconfiaron de Dios y se quejaron de que Moisés los hubiera sacado a ellos y a sus hijos de Egipto sólo para que muriesen de sed en el desierto...

Hoy muchos piensan que cuando comienzan su vida cristiana se encontrarán libres de toda necesidad y de toda dificultad. Pero todo aquel que toma su cruz y sigue a Cristo tiene un Refidim en su camino.

 La vida no está toda hecha de verdes prados ni de aguas de reposo. El desaliento nos alcanza; llegan las privaciones; se producen incidentes que nos ponen en dificultad.

A medida que avanzamos en el sendero angosto haciendo, según creemos, lo mejor, encontramos pruebas dolorosas que nos asedian... Acusados por la conciencia razonamos que si hubiéramos caminado con Dios nunca hubiésemos sufrido de este modo...

Desde antaño el Señor condujo a su pueblo a Refidim, y puede escoger conducirnos a nosotros allí con el propósito de probar nuestra fidelidad y lealtad hacia Él.

En su misericordia, El no siempre nos coloca en los lugares más fáciles; pues si lo hiciera, por nuestra autosuficiencia olvidaríamos que el Señor es nuestro ayudador en tiempo de necesidad.

Pero El desea manifestarse en medio de nuestras emergencias y revelarnos la abundante ayuda que hay a nuestra disposición, independientemente de lo que nos rodea; y El permite los desengaños y las pruebas para que percibamos nuestra impotencia y aprendamos a pedir ayuda al Señor, como un niño que cuando está hambriento y sediento se dirige a su padre terrenal.

Nuestro Padre celestial tiene el poder de transformar las duras rocas en corrientes refrescantes y vivificantes. Nunca sabremos, hasta que estemos ante Dios cara a cara... cuántas cargas El llevó por nosotros, y cuántas habría estado dispuesto a llevar si, con una fe semejante a la de un niño, se las hubiéramos llevado a Él. Signs of the Times, 10 de septiembre de 1896.  RJ345/EGW/MHP 346

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=YzB57MXRR1g&list=PLtrFh-HO7ogBkhtBo09vsLB5g_V_yuOGg&index=5&pp=gAQBiAQBsAQB


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